Era una campesina de Junín , bastarda, arrabalera. ambiciosa y rebelde,no paró hasta seducir al tanguero Agustín Magaldi con tal de pisar Buenos Aires y concretar sus sueños de actriz de cine y radio.Para horror de la oligarquía, la otrora chinita de Junín mutó de actriz casi prostibularia a esposa del hombre más poderoso, amado y odiado del país, Juan Domingo Perón.
Para el pueblo solo fue Evita, "la abanderada de los trabajadores" Para las mujeres de la época, fue, también, la mujer que por primera vez les confirió el derecho de votar. Nada más y nada menos que el derecho de la mujer al voto. A elegir. A participar.
Se rodeó de colaboradores y gozó con el poder. Hizo grandes cosas en el campo social y popular. llevó las mujeres a la producción y les dio herramientas para el goce, mar, montañas, colonias de veraneo, con aguinaldos y vacaciones, como había instituído Perón. Le agregó otras a su haber, de las cuales mas vale no acordarse, censura, aniquilamiento de medios de prensa independientes, persecuciones y despidos laborales a la oposición, clausura de claustros universitarios, y el insensato desparramo de egolatrías desparramar sin medida. Esas, entre otras barrabasadas de peso. Pero nunca estuvo en contra del pueblo. Nunca dijo una palabra a favor de la oligarquía. Para ella los apellidos tenían olor a bosta de vaca.
Vestida de Primera Dama o con su pelo al viento, siempre fue Evita. Paco Jamandreu, el modisto personal de Eva, le dio una estética, le armó el marco adecuado en su vestuario para sus discursos politicos, que la destacó en el mundo. Evita más allá de sus ropas era auténtica Amaba sus “grasitas” y odiaba la oligarquía. Cuando era Evita del pueblo, soltaba sus cabellos rubios y se vestía trajecitos sastre marca Jamandreu. Si era Primera Dama, el gran Paquito la vestía de lujos y brillantes, mientras le susurraba al oido - ser puto, pobre o ser Evita, es lo mismo, siempre discriminados y humillados por los que más tienen – .
Trabajó arduamente desde su fundación Eva Perón por los descamisados. El pueblo, un día, le reclamó que fuera su vice-presidenta, al lado de Perón, como correspondía. Pero una visita inoportuna le destruyó los sueños, el cáncer. Renunció a su candidatura.
La muerte se la llevó demasiado joven, demasiado impetuosa, demasiado mujer. Demasiado Eva.
El pueblo la lloró. La oligarquía festejó. "Viva el Cáncer" fue el grafiti de los oligarcas, "Evita el pueblo te llora" fue el de las masas.
Hoy la recordamos y en el balance de los hechos, con las obras de Evita ganó el pueblo y ganamos nosotras, las mujeres. Las que votamos. Las mismas que hoy protagonizamos un tiempo de mujeres.
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